Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz
F. Nietzsche

I fear animals regard man as creature of their own kind which has in a highly dangerous fashion lost its healthy animal reason, as the mad animal, as the laughing animal, as the weeping animal, as the unhappy animal

mayo 27, 2009

Dejadme morir como "Chico".


Su libertad era el problema. Bondadoso hasta ante su asesino, su postura de sumisión sólo sirvió para invitar al disparo a bocajarro. Que no busquen mi entierro, que la cobardía del ejecutor le anime también a ocultarme entre espinosas zarzas y troncos.

El veterinario aventuró que no sufrió, que el destrozo dinamitó sus pulmones y corazón, pletóricos tres días antes de oxígenos, de felicidades. Queda en mi memoria la visión de la caja torácica abierta que no los podía mostrar porque ya no existían. Y la luz verde y las telas verdes y el cuerpo que ya no reverdecería.

Dejad que conmigo sólo usen armas los acomplejados que, ocultos en la vegetación, con uniforme de camuflaje, embriagados y como colofón a todo el trabajo de su abusada jauría, reducen su capital intelectual y su hombría a la presión de un gatillo. Pero ahí: escondiditos, camufladitos, borrachitos y, sobre todo, con escopetita.

Dejadme morir como "Chico". Y que la autoridad policial se niegue a la redacción de atestado. No merezco papel ni pertenencia a archivo alguno. Y que la autoridad civil muestre indiferencia sin bajarse del cuatro por cuatro. Gracias, por no malgastar recursos y saliva hipócritamente.

La libertad siempre fue un problema. La independencia individual con libertad, mezcla que siempre ha de ser erradicada y, como con "Chico", además, físicamente arrinconada.

Dejadme morir como a "Chico", exento del mercadeo que sí  existe con los cuerpos humanos. Sin intermediación de ningún comercial de funeraria con fijo más incentivos que tenga que sobornar a trabajador sanitario alguno. Que no sea necesaria una guerra de precios por el mejor cajón o urna y la ceremonia más efectista.

Y que no se permita incinerarme,... como a "Chico".

Quiero ser ridículo para los ajenos y algo más que bípedo erguido para los cercanos. Y así quiero morir; con sencilla memoria para los íntimos y teniendo antes la oportunidad de presenciar el lánguido cerrar de ojos de los cercanos, exento de violencia y pletórico de ternura y de susurros de palabras habituales. Deseo que mis manos acaricien su último suspiro, que mis yemas sepan transmitir la comprensión de la sencillez del momento; instante que me fue arrebatado con "Chico".

La verdad, después de "Chico" y de la incomprensión que suscitaba su existencia y que suscitó su inexistencia, ya estoy más muerto.

mayo 26, 2009

Inicio este blog.

Hace breves, cayó en mis manos una invitación de un museo de arte contemporáneo. Incluía una frase convenientemente maquetada de forma aislada, pronunciada en algún momento por el artista Cildo Meireles. La retomo y la incluyo como arranque en la aventura que ahora comienzo. Reza:

"Quisiera que algún día cada trabajo sea visto no como el objeto de elucubraciones estériles, sino como los hitos, los recuerdos y las evocaciones de conquistas reales y visibles".

Sirva la mención para reflexionar en callandito sobre la democrática posibilidad de ser héroe. Quizá la cotidianeidad de la situación nos haría comportarnos de forma menos estúpida y a reconocernos un poquito más. Peligro: esta situación puede generar autocrítica!


En este inicio me alienta mucho una frase de Leo Antúnez, es la única que tengo colgada en mi lugar de trabajo junto con escasas fotos que quizá en algún momento describa. Dice:

"Sólo empiezo a escribir un libro cuando sé que no soy capaz de hacerlo".


Así inicio este blog.